Su interés se centra en los anclajes simbólicos, donde la interpretación es abierta, con una narrativa que involucra acciones y personajes con referentes dentro de la realidad y la fantasía, pero descontextualizados/desarticulados. Carlos explora puntos de su inconsciente para sintetizarlos y transformarlos. Plasma su psique generando un diálogo sin una intención evidente, donde el otro puede mirarse y reconocerse. Cada individuo que conecta con la obra toca un punto en los dos planos de su conciencia: el consciente y el inconsciente. Así nace su curiosidad por conocer la interpretación de estas piezas desde otras visiones. Estas lecturas nutren su proceso creativo para seguir experimentando. Los llama espejos por su cualidad de reflejar la psique del espectador, su historia, su esencia.