Murales Secundaria Justo Sierra 129

Murales Secundaria Justo Sierra 129

La ciudad prehispánica de Teotihuacan fue una monumental urbe de casi 25 kilómetros cuadrados, famosa por su pintura mural que adornaba templos, casas y calles, convirtiéndola en una "ciudad pintada". Esta técnica arquitectónica define el espacio de manera material y simbólica, y ofrece valiosas perspectivas sobre la visión del mundo de los teotihuacanos. San Martín de las Pirámides, un municipio ubicado al norte de esta zona arqueológica, honra su rica historia y tradiciones, conectando a los visitantes con sus raíces.

CASA OBSIDIANA ® 

Es una boutique de diseño mexicano, creada por Topacio y Gerardo Cuevas en San Martín de las Pirámides. Su fachada negra alberga un impresionante muro decorado con más de mil pirámides de obsidiana y el espejo de obsidiana más grande del mundo. La boutique promueve el talento de diseñadores mexicanos, artistas y artesanos locales, presentando piezas que celebran la herencia cultural y conectan el pasado con el presente.

En 2024 se donaron este par de murales representando dos grandes símbolos que caracterizan al Pueblo Mágico, ilustrando una pirámide en cada uno, la dualidad que se manifiesta en la cultura teotihuacana. Cada gráfica incorpora elementos de la pintura mural que refleja la cosmovisión de los teotihuacanos teniendo como resultado una perspectiva contemporánea.

Quetzalcóatl

Los murales están enmarcados por Quetzalcóatl, la “Serpiente Emplumada”, una deidad importante en la cultura teotihuacana, asociada con el intelecto, la sabiduría y la cultura. En la Pirámide de la Serpiente Emplumada, uno de los edificios más bellos del México prehispánico, se hallan grandes esculturas de cabezas de serpientes talladas en bajorrelieve, con cuerpos cubiertos de plumas, símbolo de divinidad y conexión celestial. 

Los detalles, como los colmillos, destacan su majestuosidad y simbolismo, vinculándolos al ciclo del tiempo y las estaciones. Quetzalcóatl actúa como mediador entre el cielo y la tierra, resaltando la importancia de la conexión entre lo natural y lo divino. Este mural representa poder y protección, así como su influencia en la vida cotidiana de los teotihuacanos.

Cruz de Teotihuacan

Estos dos grandes murales han sido realizados gracias al apoyo de la administración de Edgar Martínez Barragán, presidente en turno de San Martín de las Pirámides en 2024. La silueta donde está la información es una lápida que probablemente representa la boca de Tlaloc, ya que el dios de la lluvia está relacionado con el concepto de monstruo de la tierra, con su icónica bigotera y la representación del labio superior de donde se desprenden cuatro colmillos. Esta pieza también es conocida como la "Cruz de Teotihuacan o Cruz de Tláloc". Esta losa fue encontrada donde aparentemente cerraba un espacio subterráneo, ocultando un pasaje que probablemente marcaba límites entre el interior de la tierra y el mundo de la superficie. Una representación de la apertura de la tierra en el arte teotihuacano.

La gran diosa de jade 

Cada mural presenta dos aros centrales de color dorado que forman las orejeras de la gran diosa de jade, también conocida como Tláloc Verde, una deidad importante en la cultura teotihuacana. Las representaciones de esta diosa en murales y esculturas incluyen joyas de color verde, posiblemente jade, con sus manos abiertas con las palmas hacia adelante. También lleva una capa adornada con conchas y caracoles, símbolos de abundancia y prosperidad. Esta diosa y sus orejeras son la fuente de inspiración del logotipo de CASA OBSIDIANA ®.

Espejos de Obsidiana

La obsidiana era altamente valorada por los teotihuacanos, destacando en objetos decorativos y joyería, lo que reflejaba el estatus sociall. Su filo la hacía indispensable en la fabricación de herramientas y armas, y también se utilizaba en rituales y ofrendas, reflejando su importancia espiritual en la cosmovisión teotihuacana. Además, la obsidiana era un bien comercialmente valioso para el intercambio y simbolizaba aspectos de la vida, la muerte y la conexión con lo divino. En el centro de cada mural, dentro de cada aro, se encuentra la pirámide correspondiente, sobre la cual descansa el sol o la luna. Una pieza tallada por TALLER DE OBSIDIANA ®, estudio de diseño fundado por Topacio y Gerardo Cuevas.

Gerardo Cuevas

Esta gráfica ha sido diseñada por Gerardo Cuevas, quien ha conceptualizado su obra a partir de la visión que nuestros ancestros tenían del mundo, fundamentándose en la pintura mural que aún podemos observar en la actualidad. Esta obra representa una reinterpretación gráfica cuidadosamente elaborada, que busca, con un profundo respeto, rendir homenaje a la herencia cultural que representa. Cada detalle ha sido colocado con gran admiración, con el objetivo de honrar el legado de nuestros antepasados y transmitir su cosmovisión de manera contemporánea. A continuación, se presenta información detallada sobre el significado de cada elemento colocado en cada mural, proporcionando así un entendimiento más profundo de su valor y contexto cultural.

 


🌞 MURAL SOL

Este mural representa la estructura más grande en Teotihuacan, con una altura de aproximadamente 65 metros y una base de 225 metros por cada lado, compuesta por millones de toneladas de piedra y tierra. Su compleja relación con el sol se refleja en la cosmovisión de sus habitantes y en el entorno arquitectónico. Esta relación se manifiesta principalmente en la importancia que el sol tenía en la religión y la vida cotidiana de los teotihuacanos.

Tláloc

En la parte superior de este mural se encuentra Tláloc, una deidad importante en la cultura teotihuacana, considerada el dios de la lluvia, esencial para la agricultura y la prosperidad de la comunidad. Su culto refleja la complejidad de la cosmovisión teotihuacan

Biznaga

Atetelco es un conjunto arquitectónico ubicado al norte de la Pirámide del Sol. Destaca por sus impresionantes murales, que representan una rica iconografía teotihuacana, incluyendo escenas de animales y elementos naturales, como las biznagas. En la parte inferior y al centro de este mural se encuentra esta cactácea, que forma parte de la iconografía teotihuacana. Las biznagas suelen estar asociadas con la abundancia, lo que refleja su importancia en la agricultura y la alimentación, a menudo en contextos que aluden a rituales relacionados con la fertilidad y la conexión con la tierra. Las espinas aportan una capa adicional de significado que refleja la compleja relación entre los teotihuacanos, su entorno natural y sus creencias espirituales.

 

 

🌚 MURAL LUNA

Este mural representa una de las estructuras más emblemáticas de Teotihuacan, ubicada al norte de la Calzada de los Muertos. Es la segunda pirámide más grande del sitio, con un gran significado religioso y ceremonial. Durante su exploración, se encontraron ofrendas y tumbas que probablemente estaban vinculadas a rituales asociados con la fertilidad y la guerra. Su orientación puede estar relacionada con el ciclo lunar y está alineada con la montaña "Tlaloc", un monte asociado con la lluvia.

Chalchiuhtlicue

La gráfica de este mural está coronada por Chalchiuhtlicue, una deidad asociada con el agua, los ríos y los lagos, así como con la fertilidad y la vida. En el contexto teotihuacano, las aguas que rodean la ciudad y su influencia en la agricultura son temas de gran relevancia. 

Palacio de Quetzalpapálotl

En la esquina suroeste de la Plaza de la Luna, frente a la Calzada de los Muertos, se encuentra el Templo de las Mariposas o Palacio del Quetzalpapálotl, un conjunto que se construyó entre los años 400 y 600 de nuestra era. Se sabe que fue la vivienda de la élite de la gran ciudad, donde sus paredes estaban pintadas con elementos relacionados con el agua, la transformación, el renacer y la fertilidad. Temas centrales de la composición de este mural.

Patio de los Jaguares

En el interior del Palacio del Quetzalpapálotl se encuentra un amplio patio que fue un espacio habitado por sacerdotes o dirigentes de la ciudad. En él, se pueden observar pinturas que representan jaguares, junto con hileras de conchas marinas y penachos de plumas de quetzal. Aparentemente, los jaguares sostienen con una de sus patas delanteras una caracola, como si fueran a soplar, y se aprecian caer gotas de agua. 

Caracoles emplumados

Debajo del Palacio de Quetzalpapálotl, en uno de los patios de los Jaguares, se encuentran murales y relieves que exhiben diversos símbolos, entre ellos caracoles con plumas. Esta subestructura, previa a la época del Templo de Quetzalpapálotl, parece haber sido construida alrededor del 100 d.C., durante el tiempo en que se levantaba la Pirámide de la Luna. Es posible que estos espacios fungieran como un centro de poder donde se manifestaban el trabajo intelectual y físico de los estratos sociales de la antigua sociedad teotihuacana. Fue hasta los años sesenta que se descubrió este complejo arquitectónico, correspondiente a una primera y a una segunda etapa constructiva de la antigua ciudad.

Símbolos de Venus 

En estos complejos, los murales exhiben una gran diversidad de tipos y formas, lo que narra distintos discursos. Estos murales están enmarcados por lo que parecen ser estrellas de mar de cinco puntas, con lengua bífida y los característicos ojos del dios Tlaloc. Estos glifos son parte de la representación del año solar teotihuacano; por lo tanto, este símbolo se identifica con Venus (Dios Tormenta: expresa conteos de los ciclos de Venus en años trópicos o viceversa). La evidencia muestra que los teotihuacanos midieron el tiempo a largo plazo, plasmando las cuentas en complejas obras como parte de la institucionalización del registro del tiempo.


Templo de la Agricultura

Sobre la Calzada de los Muertos, a escasos metros de la Plaza de la Luna, se encuentra este complejo que consta de varias estructuras superpuestas, correspondientes a diferentes períodos de construcción de la ciudad. Fue una de las primeras áreas donde se hallaron murales que nos proporcionaron los primeros portales visuales del pasado de Teotihuacán. En él se observan representaciones de flores y frutas endémicas del medio ambiente local, así como bandas horizontales superpuestas, separadas entre sí por otras más angostas que posiblemente simulan olas de agua incesante, junto con hiladas rítmicas de conchas y caracoles.

Germinación

Este mural presenta una iconografía rica y compleja, donde se pueden observar diversos elementos simbólicos. Toda esta composición hace alusión a la germinación, gracias a las propiedades del agua, y destaca la práctica del mercadeo para ofrecer o adquirir productos mediante el intercambio o la venta. Sin embargo, los pocos fragmentos encontrados de este mural se encuentran en grave deterioro, por lo que lo que sabemos de él se basa en representaciones limitadas.

El buzo Tetitla

Tetitla es un conjunto ubicado al oeste de la ciudad, un complejo habitacional con varios niveles constructivos. En su interior, se exhiben extraordinarios murales con distintos temas, entre los que destacan escenas de personas que formaban parte de un gremio especializado: buzos adentrándose en las entrañas del océano para obtener objetos como conchas que posteriormente serían empleados para diversos usos. Esta escena se compone de un buzo que sostiene con una mano una concha y con la otra una red para guardarla; es una de las pocas representaciones que simulan movimiento. El nadador se desplaza entre líneas diagonales que representan las ondas del agua. Entre la cabeza y los brazos hay bandas que llevan "ojos de agua". Es probable que se trate de dos tipos de agua: aguas profundas y superficiales.

Tepantitla

Las pinturas murales en Teotihuacan a menudo reflejan creencias cosmológicas y religiosas. Tepantitla es un conjunto ubicado en el lado este de la Pirámide de la Luna, que fue habitado por una casa sacerdotal o por una familia de elevada jerarquía social. Aunque no está explorado en su totalidad, cuenta con un mural alusivo a la cosmovisión de la sociedad teotihuacana conocido como Tlalocan.

Tlalocan

Es un mural conocido por sus vívidas representaciones de la abundancia y la fertilidad, así como por sus detalles sobre la naturaleza y la cosmovisión teotihuacana. Se considera un paraíso para las personas que morían ahogadas, a causa de un rayo o cualquier circunstancia relacionada con el agua.

Deidad Femenina

En este mural se presentan evidencias de que la deidad representada corresponde a una diosa del agua. En la parte inferior del mural, los personajes juegan y nadan junto a parcelas cultivadas alrededor de una montaña que emerge del agua, una representación de un ideal de bienestar y sustento, que sugiere una conexión espiritual entre los habitantes y su entorno natural.

Atetelco

Otro conjunto arquitectónico y habitacional se encuentra al oeste de la Pirámide de la Luna. Su nombre significa "en el muro de piedra junto al agua" y se destaca por conservar una de las mejores muestras de pintura mural teotihuacana. En su interior alberga un mural que representa una procesión de coyotes y jaguares que caminan uno detrás del otro. En Teotihuacan se rendía culto a diferentes deidades y se representaban personajes humanos y antropomorfos, así como animales que portan atributos humanos o una conducta completamente humana. Durante la época prehispánica, se construyeron y reinventaron lazos que unieron al hombre con los animales, los cuales también fueron fuente de inspiración para su representación en la pintura mural.

Coyote

Dentro del arte teotihuacano, el coyote se encuentra repetido tanto en murales como en vasijas y figurillas de cerámica, representando un animal que aún habita el Valle de México. Los coyotes están delineados por delgadas líneas, y en su cuerpo hay líneas cortas continuas que simulan el pelaje del animal; en sus codos y en el lomo se observan mechones de largo pelo.

Techinantitla

Amanalco es un barrio situado a 450 metros al noreste de la Pirámide de la Luna. En dos de sus conjuntos arquitectónicos, Techinantitla y Tlacuilapaxco, se encontraban algunas de las más espectaculares pinturas murales teotihuacanas, las cuales fueron saqueadas, y hasta ahora solo se han recuperado fragmentos. En estas representaciones se observa a cánidos con el hocico abierto, lo que permite percibir con claridad sus dientes y muestra sus garras en alusión a una disputa. De su hocico sale una gran vírgula (Símbolo de la palabra) decorada con flores de las que escurren gotas de agua.

Jaguar

En el conjunto arquitectónico Atetelco, donde se encuentra el mural “Procesión de jaguares y coyotes”, se observa una bestia mítica que forma parte de la iconografía de Teotihuacan: los jaguares. Estos se representan con sus fauces entreabiertas, mostrando los colmillos, una nariz chata y garras retráctiles. El rasgo principal de este felino es su cuerpo, compuesto por una retícula con diseños ondulados entrelazados que conforman la cabeza, el tronco, las patas y la cola. Estos diseños entrelazados que conforman su cuerpo aluden conceptualmente al movimiento que genera el agua.

​​Proveedor de bienes

El rugido del jaguar está relacionado con el trueno, que constantemente se representa con una vírgula (símbolo de la palabra). La personificación del jaguar, dotando de bienes a la tierra con su hocico, sugiere su papel como un ser poderoso que contribuye a la abundancia y el sustento de la comunidad. Es un símbolo de fuerza y protección, así como una manifestación de la cosmovisión teotihuacana, en la que los animales y las fuerzas de la naturaleza tienen un profundo significado espiritual y funcional en la vida diaria. El jaguar fue el amo y señor, creado por los dioses para los hombres. Tal vez no solo se trataba de un animal, sino de una metáfora auditiva. 

Corazones sangrantes

En la pintura mural teotihuacana, los "corazones sangrantes" tienen un significado profundo y simbólico relacionado con la vida, la energía y la fertilidad. Este símbolo constante se refiere tanto a la vida física como a la espiritual, destacando la interconexión entre el ser humano, la naturaleza y lo divino. Estos corazones también estaban asociados con rituales de sacrificio, vistos como un medio para alimentar a los dioses y asegurar la continuidad de la vida y las cosechas. Suelen representarse cerca de animales, simbolizando que estos seres dotan a la tierra con vida y abundancia a través de su esencia, representando un ciclo de vida y muerte que es fundamental para la comprensión teotihuacana. La representación de corazones a menudo incluye líneas que imitan el flujo de sangre, convirtiéndose en un elemento cargado de significado cultural y religioso, que refleja la compleja cosmovisión de esta antigua civilización.

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